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ITINERARIO NAMIBIA

12 días a través de carreteras infinitas

Namibia es a día de hoy un país todavía por explotar. Con una densidad de población de tres habitantes por kilómetro cuadrado podrás disfrutar de una soledad e inmersión sin precedentes. Sus carreteras y caminos te llevarán a través de muchos paisajes, desiertos, playas y montañas, todo ello cambiante, salvaje y prácticamente virgen. Cada nuevo horizonte te llevará a un nuevo territorio en donde su fauna, su mar, sus pueblos y su gente no dejarán de sorprenderte.

En esta sección vas a encontrar el itinerario de 12 días por libre por Namibia que realicé de la mano de Colores de África. Gracias a su experiencia y a sus incursiones previas en el país, pudimos realizar este viaje un total de diez personas recorriendo en todoterreno y de manera autónoma Namibia. Desde la capital condujimos hacia el norte para pasar unos días disfrutando de la fauna salvaje en el Parque Nacional de Etosha para continuar después hacia el terriotorio Himba. Tras una experiencia inolvidable, de estas que se te incrustan en la memoria y en el corazón, continuamos hacia el sur dejando que el mar nos acompañara durante varios días en lugares como la Costa de los Esqueletos para dejarlo atrás, y zambullirnos en las dunas rojas de Sesriem.

PREPARATIVOS

Ahora que ya tienes seleccionado el destino y la duración del viaje aproximada toca hacerse las típicas preguntas, ¿cómo llego a mi destino? ¿cómo me desplazaré por Namibia? ¿qué moneda tienen? ¿dónde comeré?

Son muchas y variadas las dudas que vienen acompañadas de ese cosquilleo inicial cuando se empieza a preparar un viaje, así que te dejo un pequeño resumen a continuación de lo que para mí son los pilares fundamentales de una buena planificación aplicados a este salvaje país.

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DESPLAZAMIENTO

La manera más sencilla de llegar a Namibia es mediante avión. El aeropuerto que principalmente recibe los vuelos internacionales grandes es Hosea Kutako International Airport.

El país no tiene casi infraestructura para el transporte por lo que las mejores opciones para moverte por el país serían las siguientes:

• Avioneta: dado que no hay aeropuertos pequeños como tal más allá de los que hay en la capital, tendrás la opción de moverte por avionete entre los puntos más turísticos del país. Es una opción que no recomiendo tanto por su precio por como lo que te pierdes al moverte de punto a punto.

• Coche: solamente encontrarás carretera asfaltada en puntos muy concretos del país, como las entradas y salidas a la capital y tramos en pueblos y zonas turísticas importantes. El resto de "carreteras" son caminos de tierra, anchos sí, pero siguen teniendo su truco. Hay varias empresas donde alquilar todoterrenos 4x4 que te permitirán realizar tu viaje de manera autónoma y segura. Dependiendo de tu estilo de viaje podrás limitarte a que sea solamente un transporte o a que también sea tu alojamiento para pasar algunas noches en campamentos como hicimos nosotros.

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ALOJAMIENTO

La oferta de alojamientos es ciertamente limitada y se agotan rápido. En cuanto a los tipos encontrarás en las zonas más urbanizadas la típica gama de alojamientos desde algo sencillo y cutre hasta lodges lujosos y realmente caros. En otras areas más remotas lo más normal es que solamente haya lodges o campings.

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METEOROLOGÍA

El clima en Namibia es bastante estable a lo largo del país. Se diferencian dos estaciones principales: el verano o época lluviosa ocurre entre los meses de octubre y abril, mientras que el inverno o época seca ocurre entre los meses de mayo y septiembre.

Durante el verano las temperaturas con más elevadas, superando los 20 grados de mínima y llegando a más de 35 grados de mácima. En zonas desérticas, el clima se hace algo más extremo de manera que las mínimas son más bajas y las máximas más elevadas.

Por otro lado, el invierno ofrece temperaturas más bajas pero sin ser un frío duro ya que estamos hablando de un rango entre 15 y 25 grados.

Para responder a la pregunta cual es la mejor época para viajar a Namibia, en este caso es muy sencillo, ambas son buenas. Las temperaturas no llegan a ser insoportables en ninguna de las dos épocas por lo que recorrer el país y moverte por éste se hace cómodo de cualquier forma. Las lluvias no son abundantes y cuando caen tendrás que tener cuidado a la hora de acampar, teniendo en cuenta no hacerlo cerca de ríos, pero poco más ya que las carreteras no se ven afectadas. Otra diferencia que también está causada por las lluvias es la vegetación y el aumento de lugares donde se concentra el agua ya que esto probocará que los animales estén más dispersos y ocultos por lo que quizás sean algo más difíciles de ver.

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ACTIVIDADES

El principal atractivo del país es lo salvaje que es, la sensación de estar en solitario en mitad de la nada, su costa y sus desiertos. Por lo tanto vas a poder disfrutarlo simplemente con moverte a través del país.

Vas a poder realizar diferentes tipos de actividades relacionadas con los animales, principalmente avistamientos, en zonas internas y costeras. En las internas tendrás opciones como las reservas privadas o el Parque Nacional de Etosha donde realizar safaris: game drives que son los safaris guiados en los que el coche lo lleva un guía que te guiando por la reserva en busca de animales y adicionalmente te explica curiosidades sobre la fauna y fora del lugar; y los self drives que son los que realiza uno mismo conduciendo su propio coche, éstos los podrás realizar en reservas nacionales. También podrás acercarte a pueblos u otras reservas para ver flamencos, pelícanos, ballenas o leones marinos, todos ellos viviendo en plena libertad. En el caso de la fauna marítima, se ofrecen tours en barco e incluso en kayak.

Conduciendo de manera autónoma por el país vas a poder moverte practicamente por donde quieras y disfrutar visitando de un montón de paisajes diferentes: dunas, barcos barados, desiertos infinitos, pequeños bosques, costas únicas y pequeñas pueblos. En ciertas zonas se ofrecen también tours guiados para conducir por las dunas, hacer incursiones en poblados culturales y también paseos en avioneta.

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EQUIPAJE

Afortunadamente el clima del país es bastante estable en toda su área por lo que la maleta no va suponer un gran quebradero de cabeza. En general con pantalones largos y frescos, manga corta y un forro polar o plumas ligero como abrigo para que las noches sean más llevaderas podrás realizar la mayor parte del viaje.

Si hay algún elemento en lo que focalizarme sería en el calzado. Es cierto que la mayor parte del viaje te la vas a pasar conduciendo pero el resto de horas durante el día serán caminando por zonas áridas, duras y blandas, donde tus pies pueden llegar a sufrir. Un buen zapato de trekking te ayudará a que tus pies sobrevivan durante el viaje a todo lo que les pongas por delante.

Viajando en todoterreno tendrás a tu disposición un maletero enorme por lo que viajar con maleta es la mejor opción. No tendrás que lavar ropa durante el viaje, podrás llevar algo de exceso en recambios o looks y evitas cargar con una mochila gigante. Si viajas en uno de estos todoterrenos no se te debe olvidar cubrir con bolsas de basura el equipaje porque el polvo que se mete en el maletero no es normal y puedes acabar con la ropa llena de arena.

Todo lo que puedas llevar para protegerte del sol como gafas, gorra/sombrero y crema lo vas a agradecer. Apenas encontrarás nubes en tu viaje y el sol aprieta con ganas aún estando dentro del coche.

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TECNOLOGÍA

Cuento con que llevarás tu smartphone y es que casi no hace falta recomendación sobre esto. En él podrás tener almacenado todo tipo de documentación, correos, reservas, información y fotos. No te olvides del cargador correspondiente.

Un enchufe que te permita adaptarte a los diferentes tipos internacionales viene de maravilla (y lo podrás reutilizar en el resto de viajes). El tipo de enchufe más común en Namibia es de tipo M y desafortunadamente la mayoría de adaptadores no incluyen este tipo (muchos alojamientos ofrecen otros tipos de enchufes). Puedes optar por comprarte un adaptador exclusivo o, como hice yo, aprovehcar los viajes en coche para cargar y los enchufes de dos patillas que también ofrecían la mayoría de los alojamientos. Para este tipo de situaciones en las que haya pocos enchufes, un cargador con varias clavijas USB para cargar varios dispositivos al mismo tiempo es ideal (o incluso una regleta si tienes suficiente espacio).

Si la fotografía no es un hobby que te apasione, con tu smartphone podrás apañártelas sin problema y si tienes una cámara acuática (GoPro por ejemplo) podrás traerte recuerdos todoterreno. Sin embargo, mi recomendación personal es que lleves una cámara, del tipo que se adapte a tus necesidades y habilidades, para poder recrearte en tus recuerdos una vez que estés de vuelta. La manera en que vas a capturar el mundo con una cámara es diferente a como lo haces con un smartphone, no solamente en la calidad, sino también en el tipo de fotos y rango de estilo que puedes obtener. Vas a realizar muchas fotos de naturaleza por lo que lo más parecido a un teleobjetivo que tengas debes incluirlo en tu maleta. La fauna es caprichosa, mucho más que tú, así que no va a darte siempre el gusto de estar a una distancia suficiente para sacarle fotos con ub objetivo de distancia focal estándar, lo mínimo es que lleves uno que supere los 200mm y lo ideal que supere los 400mm en algún punto de su rango focal como minimísimo. Dejando los selfies para las fotos casuales, algo que también te vendrá genial es un trípode, para poder hacer larga exposición y sobre todo autorretratos.

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CULTURA

La República de Namibia está situada al suroeste del continente africano. Su capital es Windhoek y es también la ciudad más poblada con algo menos de medio millón de habitantes.

La evolución del país a lo largo de los años no ha tenido grandes progresos salvo en la segunda mitad del siglo XX. Desde la llegada de los portugueses en el siglo XV, ninguno de los países que fueron apoderándose del puerto más famoso en Walvis Bay quiso adentrarse demasiado en el país debido a sus desiertos que dificultaban el acceso y no ofrecían recursos para ser explotados. Fueron los alemanes quienes finalmente se adjudicaron Namibia como colonia a finales del siglo XIX y quienes acabaron ejecutando una brutal represión en el país durante la primera mitad del siglo XX. A partir de entonces el apartheid hace su aparición desde Sudáfrica y reclama Namibia como la quinta provincia lo que ocasiona gran revuelo internacional y el posterior levantamiento del pueblo namibio en su contra. Años de guerra, de masacre y revueltas políticas llevaron el conflicto a un nivel internacional de forma que otros países tomaron partido y tras el apoyo al ejercito revolucionario namibio, ambas partes deciden establecer negociaciones de paz. Tras las elecciones de 1989 se establece al año siguiente la firma de la constitución y la independencia de Namibia.

A día de hoy Namibia es un país pobre, con un pequeñpo tanto por ciento de personas que gozan de una calidad de vida realmente dignas. Afortunadamente se ve que hay progreso y zonas con un avance significativo aunque con ritmo lento. Los habitantes del país son gente buena, simpática y amable con el turista, siempre dispuestos a ayudarte, conocerte y compartir. Si que es verdad que no es oro todo lo que reluce y encontrarás situaciones difíciles donde madres y niños te pedirán comida y/o dinero de manera desesperada y cruzarás miradas incómodas.

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MONEDA

La moneda de curso legal oficial de Namibia es el Dólar namibio que tiene el mismo valor que el rand sudafricano, de hecho e sposible que te encuentres con algún billete de esta moneda al pagar en efectivo en un local o tienda.

No tendrás problema para pagar en la mayoría de hoteles, tiendas y restaurantes con tarjeta o efectivo por lo que mi recomendación es que lleves preparados ambos métodos de pago para cada ocasión. El efectivo seguramente lo uses poco y te recomiendo es que lo reserves para las situaciones donde sea imprescindible como restaurantes y tiendas pequeñas locales además de los posibles peajes que te vas a encontrar por el camino.

Para el uso de tarjeta de crédito lo ideal es que tengas una que permite el uso internacional con el menor cobro de comisiones posibles tanto para realizar pagos como para sacar efectivo de cajeros.

Para la obtención de efectivo lo mejor es realizarlo en el aeropuerto ya que nos iba a ser difícil encontrar alguna dentro del itinerario que llevábamos planificado.

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SANIDAD

Namibia es un país que no te va a dar ninguna mala sensación de salubridad. Al haber poca infraestructura y pocos lugares con alta densidad de población, la generación de basura es mínima por lo tanto, salvo en algúna población mediana y caótica como Opuwo donde hay mercados, tiendas y mucho revuelo tendrás una sensación de estar en un desierto.

Las recomendaciones para pasar unas vacaciones sin sustos de salud en Namibia son: no beber agua del grifo (aunque se supone que en zonas urbanas es potable), no intentar acceder o caminar por senderos potencialmente peligrosos debido a la orografía del terreno y respetar los avisos sobre animale ssalvajes ya que puedes encontrar fauna en muchos lugares que no esperas y son potencialmente peligrosos.

Si vas a coger un coche es extremadamente necesario que conduzcas con cuidado y siendo precavido. Las carreteras nacionales están asfaltadas y en buen estado pero el estilo de conducción es diferente. Afortunadamente no encontré una densidad de tráfico alta pero si mucho camión de mercancías al que hay que adelantar y en ocasiones no es sencillo. Frecuentarás carreteras secundarias, las cuales son de tierra con bastantes gravas y debes prestar atención al camino para evitar pinchazos o perderte. Dentro de las reservas donde puedas conducir sobran los consejos ya que es más que evidente como comportarse pero respeta siempre la velocidad máxima establecida, abre mil ojos para estar atento a posibles cruces de animales y sobre todo no te bajes cuando así lo indiquen las señalaes.

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VACUNAS

El gobierno de Namibia no te exigirá ningún tipo de vacunación obligatoria a no ser que provengas de una zona de riesgo pero es recomendable estar vacunado de la Hepatitis A así como tomar tratamiento preventivo contra la Malaria para las zonas más tropicales en el norte.

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ACCESO Y SEGURIDAD

No se necesita solicitar el acceso o visado para entrar en Namibia y permanecer hasta 90 días si vienes desde España (revisa la web correspondiente al organismo oficial de tu país para revisar las restricciones aplicables). Antes de la entrada al país deberás rellenar un formulario sencillo con ciertos datos personales y sobre tu estancia en el país.

Namibia es un país tranquilo, apenas encontrarás a nadie y casi toda la gente se concentra cerca de las zonas turísticas. Mi opinión personal tras los doce días es que no hay que tener miedo al país pero nunca hay que olvidarse de que se está en África. Exceptuando zonas pobladas en las que cuando cae la noche da cierto respeto deambular por la calle, no tendrás nada que temer en el resto de zonas. Seguramente estés en un alojamiento en mitad de la nada, compartiendo espacio con otros turistas y con el servicio del lodge o el camping.

Sin embargo no tuve ningún problema, ni he pasado miedo real o agobio por inseguridad en ningún momento. Tomé todas las precauciones necesarias como no adentrarme en zonas con mala pinta, no dejar objetos de valor a la vista en el coche, conducir siempre con el seguro puesto, no hacer gala de algún tipo de ostentosidad y todo fue fenomenal. Si vas con dos dedos de frente y sigues estos consejos, nada malo te ocurrirá.

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DESPLAZAMIENTO

La manera más sencilla de llegar a Namibia es mediante avión. El aeropuerto que principalmente recibe los vuelos internacionales grandes es Hosea Kutako International Airport.

El país no tiene casi infraestructura para el transporte por lo que las mejores opciones para moverte por el país serían las siguientes:

• Avioneta: dado que no hay aeropuertos pequeños como tal más allá de los que hay en la capital, tendrás la opción de moverte por avionete entre los puntos más turísticos del país. Es una opción que no recomiendo tanto por su precio por como lo que te pierdes al moverte de punto a punto.

• Coche: solamente encontrarás carretera asfaltada en puntos muy concretos del país, como las entradas y salidas a la capital y tramos en pueblos y zonas turísticas importantes. El resto de "carreteras" son caminos de tierra, anchos sí, pero siguen teniendo su truco. Hay varias empresas donde alquilar todoterrenos 4x4 que te permitirán realizar tu viaje de manera autónoma y segura. Dependiendo de tu estilo de viaje podrás limitarte a que sea solamente un transporte o a que también sea tu alojamiento para pasar algunas noches en campamentos como hicimos nosotros.

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ALOJAMIENTO

La oferta de alojamientos es ciertamente limitada y se agotan rápido. En cuanto a los tipos encontrarás en las zonas más urbanizadas la típica gama de alojamientos desde algo sencillo y cutre hasta lodges lujosos y realmente caros. En otras areas más remotas lo más normal es que solamente haya lodges o campings.

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METEOROLOGÍA

El clima en Namibia es bastante estable a lo largo del país. Se diferencian dos estaciones principales: el verano o época lluviosa ocurre entre los meses de octubre y abril, mientras que el inverno o época seca ocurre entre los meses de mayo y septiembre.

Durante el verano las temperaturas con más elevadas, superando los 20 grados de mínima y llegando a más de 35 grados de mácima. En zonas desérticas, el clima se hace algo más extremo de manera que las mínimas son más bajas y las máximas más elevadas.

Por otro lado, el invierno ofrece temperaturas más bajas pero sin ser un frío duro ya que estamos hablando de un rango entre 15 y 25 grados.

Para responder a la pregunta cual es la mejor época para viajar a Namibia, en este caso es muy sencillo, ambas son buenas. Las temperaturas no llegan a ser insoportables en ninguna de las dos épocas por lo que recorrer el país y moverte por éste se hace cómodo de cualquier forma. Las lluvias no son abundantes y cuando caen tendrás que tener cuidado a la hora de acampar, teniendo en cuenta no hacerlo cerca de ríos, pero poco más ya que las carreteras no se ven afectadas. Otra diferencia que también está causada por las lluvias es la vegetación y el aumento de lugares donde se concentra el agua ya que esto probocará que los animales estén más dispersos y ocultos por lo que quizás sean algo más difíciles de ver.

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ACTIVIDADES

El principal atractivo del país es lo salvaje que es, la sensación de estar en solitario en mitad de la nada, su costa y sus desiertos. Por lo tanto vas a poder disfrutarlo simplemente con moverte a través del país.

Vas a poder realizar diferentes tipos de actividades relacionadas con los animales, principalmente avistamientos, en zonas internas y costeras. En las internas tendrás opciones como las reservas privadas o el Parque Nacional de Etosha donde realizar safaris: game drives que son los safaris guiados en los que el coche lo lleva un guía que te guiando por la reserva en busca de animales y adicionalmente te explica curiosidades sobre la fauna y fora del lugar; y los self drives que son los que realiza uno mismo conduciendo su propio coche, éstos los podrás realizar en reservas nacionales. También podrás acercarte a pueblos u otras reservas para ver flamencos, pelícanos, ballenas o leones marinos, todos ellos viviendo en plena libertad. En el caso de la fauna marítima, se ofrecen tours en barco e incluso en kayak.

Conduciendo de manera autónoma por el país vas a poder moverte practicamente por donde quieras y disfrutar visitando de un montón de paisajes diferentes: dunas, barcos barados, desiertos infinitos, pequeños bosques, costas únicas y pequeñas pueblos. En ciertas zonas se ofrecen también tours guiados para conducir por las dunas, hacer incursiones en poblados culturales y también paseos en avioneta.

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EQUIPAJE

Afortunadamente el clima del país es bastante estable en toda su área por lo que la maleta no va suponer un gran quebradero de cabeza. En general con pantalones largos y frescos, manga corta y un forro polar o plumas ligero como abrigo para que las noches sean más llevaderas podrás realizar la mayor parte del viaje.

Si hay algún elemento en lo que focalizarme sería en el calzado. Es cierto que la mayor parte del viaje te la vas a pasar conduciendo pero el resto de horas durante el día serán caminando por zonas áridas, duras y blandas, donde tus pies pueden llegar a sufrir. Un buen zapato de trekking te ayudará a que tus pies sobrevivan durante el viaje a todo lo que les pongas por delante.

Viajando en todoterreno tendrás a tu disposición un maletero enorme por lo que viajar con maleta es la mejor opción. No tendrás que lavar ropa durante el viaje, podrás llevar algo de exceso en recambios o looks y evitas cargar con una mochila gigante. Si viajas en uno de estos todoterrenos no se te debe olvidar cubrir con bolsas de basura el equipaje porque el polvo que se mete en el maletero no es normal y puedes acabar con la ropa llena de arena.

Todo lo que puedas llevar para protegerte del sol como gafas, gorra/sombrero y crema lo vas a agradecer. Apenas encontrarás nubes en tu viaje y el sol aprieta con ganas aún estando dentro del coche.

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TECNOLOGÍA

Cuento con que llevarás tu smartphone y es que casi no hace falta recomendación sobre esto. En él podrás tener almacenado todo tipo de documentación, correos, reservas, información y fotos. No te olvides del cargador correspondiente.

Un enchufe que te permita adaptarte a los diferentes tipos internacionales viene de maravilla (y lo podrás reutilizar en el resto de viajes). El tipo de enchufe más común en Namibia es de tipo M y desafortunadamente la mayoría de adaptadores no incluyen este tipo (muchos alojamientos ofrecen otros tipos de enchufes). Puedes optar por comprarte un adaptador exclusivo o, como hice yo, aprovehcar los viajes en coche para cargar y los enchufes de dos patillas que también ofrecían la mayoría de los alojamientos. Para este tipo de situaciones en las que haya pocos enchufes, un cargador con varias clavijas USB para cargar varios dispositivos al mismo tiempo es ideal (o incluso una regleta si tienes suficiente espacio).

Si la fotografía no es un hobby que te apasione, con tu smartphone podrás apañártelas sin problema y si tienes una cámara acuática (GoPro por ejemplo) podrás traerte recuerdos todoterreno. Sin embargo, mi recomendación personal es que lleves una cámara, del tipo que se adapte a tus necesidades y habilidades, para poder recrearte en tus recuerdos una vez que estés de vuelta. La manera en que vas a capturar el mundo con una cámara es diferente a como lo haces con un smartphone, no solamente en la calidad, sino también en el tipo de fotos y rango de estilo que puedes obtener. Vas a realizar muchas fotos de naturaleza por lo que lo más parecido a un teleobjetivo que tengas debes incluirlo en tu maleta. La fauna es caprichosa, mucho más que tú, así que no va a darte siempre el gusto de estar a una distancia suficiente para sacarle fotos con ub objetivo de distancia focal estándar, lo mínimo es que lleves uno que supere los 200mm y lo ideal que supere los 400mm en algún punto de su rango focal como minimísimo. Dejando los selfies para las fotos casuales, algo que también te vendrá genial es un trípode, para poder hacer larga exposición y sobre todo autorretratos.

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CULTURA

La República de Namibia está situada al suroeste del continente africano. Su capital es Windhoek y es también la ciudad más poblada con algo menos de medio millón de habitantes.

La evolución del país a lo largo de los años no ha tenido grandes progresos salvo en la segunda mitad del siglo XX. Desde la llegada de los portugueses en el siglo XV, ninguno de los países que fueron apoderándose del puerto más famoso en Walvis Bay quiso adentrarse demasiado en el país debido a sus desiertos que dificultaban el acceso y no ofrecían recursos para ser explotados. Fueron los alemanes quienes finalmente se adjudicaron Namibia como colonia a finales del siglo XIX y quienes acabaron ejecutando una brutal represión en el país durante la primera mitad del siglo XX. A partir de entonces el apartheid hace su aparición desde SudÁfrica y reclama Namibia como la quinta provincia lo que ocasiona gran revuelo internacional y el posterior levantamiento del pueblo namibio en su contra. Años de guerra, de masacre y revueltas políticas llevaron el conflicto a un nivel internacional de forma que otros países tomaron partido y tras el apoyo al ejercito revolucionario namibio, ambas partes deciden establecer negociaciones de paz. Tras las elecciones de 1989 se establece al año siguiente la firma de la constitución y la independencia de Namibia.

A día de hoy Namibia es un país pobre, con un pequeñpo tanto por ciento de personas que gozan de una calidad de vida realmente dignas. Afortunadamente se ve que hay progreso y zonas con un avance significativo aunque con ritmo lento. Los habitantes del país son gente buena, simpática y amable con el turista, siempre dispuestos a ayudarte, conocerte y compartir. Si que es verdad que no es oro todo lo que reluce y encontrarás situaciones difíciles donde madres y niños te pedirán comida y/o dinero de manera desesperada y cruzarás miradas incómodas.

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MONEDA

La moneda de curso legal oficial de Namibia es el Dólar namibio que tiene el mismo valor que el rand sudafricano, de hecho e sposible que te encuentres con algún billete de esta moneda al pagar en efectivo en un local o tienda.

No tendrás problema para pagar en la mayoría de hoteles, tiendas y restaurantes con tarjeta o efectivo por lo que mi recomendación es que lleves preparados ambos métodos de pago para cada ocasión. El efectivo seguramente lo uses poco y te recomiendo que lo reserves para las situaciones donde sea imprescindible como restaurantes y tiendas pequeñas locales además de los posibles peajes que te vas a encontrar por el camino.

Para el uso de tarjeta de crédito lo ideal es que tengas una que permite el uso internacional con el menor cobro de comisiones posibles tanto para realizar pagos como para sacar efectivo de cajeros.

Para la obtención de efectivo lo mejor es realizarlo en el aeropuerto ya que nos iba a ser difícil encontrar alguna dentro del itinerario que llevábamos planificado.

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SANIDAD

Namibia es un país que no te va a dar ninguna mala sensación de salubridad. Al haber poca infraestructura y pocos lugares con alta densidad de población, la generación de basura es mínima por lo tanto, salvo en algúna población mediana y caótica como Opuwo donde hay mercados, tiendas y mucho revuelo tendrás una sensación de estar en un desierto.

Las recomendaciones para pasar unas vacaciones sin sustos de salud en Namibia son: no beber agua del grifo (aunque se supone que en zonas urbanas es potable), no intentar acceder o caminar por senderos potencialmente peligrosos debido a la orografía del terreno y respetar los avisos sobre animale ssalvajes ya que puedes encontrar fauna en muchos lugares que no esperas y son potencialmente peligrosos.

Si vas a coger un coche es extremadamente necesario que conduzcas con cuidado y siendo precavido. Las carreteras nacionales están asfaltadas y en buen estado pero el estilo de conducción es diferente. Afortunadamente no encontré una densidad de tráfico alta pero si mucho camión de mercancías al que hay que adelantar y en ocasiones no es sencillo. Frecuentarás carreteras secundarias, las cuales son de tierra con bastantes gravas y debes prestar atención al camino para evitar pinchazos o perderte. Dentro de las reservas donde puedas conducir sobran los consejos ya que es más que evidente como comportarse pero respeta siempre la velocidad máxima establecida, abre mil ojos para estar atento a posibles cruces de animales y sobre todo no te bajes cuando así lo indiquen las señalaes.

Icon Building

VACUNAS

El gobierno de Namibia no te exigirá ningún tipo de vacunación obligatoria a no ser que provengas de una zona de riesgo pero es recomendable estar vacunado de la Hepatitis A así como tomar tratamiento preventivo contra la Malaria para las zonas más tropicales en el norte.

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ACCESO Y SEGURIDAD

No se necesita solicitar el acceso o visado para entrar en Namibia y permanecer hasta 90 días si vienes desde España (revisa la web correspondiente al organismo oficial de tu país para revisar las restricciones aplicables). Antes de la entrada al país deberás rellenar un formulario sencillo con ciertos datos personales y sobre tu estancia en el país.

Namibia es un país tranquilo, apenas encontrarás a nadie y casi toda la gente se concentra cerca de las zonas turísticas. Mi opinión personal tras los doce días es que no hay que tener miedo al país pero nunca hay que olvidarse de que se está en África. Exceptuando zonas pobladas en las que cuando cae la noche da cierto respeto deambular por la calle, no tendrás nada que temer en el resto de zonas. Seguramente estés en un alojamiento en mitad de la nada, compartiendo espacio con otros turistas y con el servicio del lodge o el camping.

Sin embargo no tuve ningún problema, ni he pasado miedo real o agobio por inseguridad en ningún momento. Tomé todas las precauciones necesarias como no adentrarme en zonas con mala pinta, no dejar objetos de valor a la vista en el coche, conducir siempre con el seguro puesto, no hacer gala de algún tipo de ostentosidad y todo fue fenomenal. Si vas con dos dedos de frente y sigues estos consejos, nada malo te ocurrirá.

EXPERIENCIA PERSONAL Y PLANIFICACIÓN
ITINERARIO

En total estuvimos 12 días en Namibia este fue el itinerario por días que seguimos:

Día 0 - Día 1: vuelo a Windhoek desde Madrid. Recogemos el coche de alquiler y viajamos directamente hacia el norte e hicimos noche en Otjiwarongo:

    ○ Mercado artesanal de madera.

Día 2: continuamos el viaje hacia el norte para entrar en Etosha y pasar allí dos días completos:

    ○ Etosha National Park.

Día 3: día completo de safari en Etosha cambiando de campamento para pasar la noche:

    ○ Etosha National Park.

Día 4: dejamos atrás el parque nacional y conducimos hacia el oeste para hacer noche en Kamanjab:

    ○ Petroglifos

Día 5: nos movemos en dirección norte y, tras una parada en Opuwo, nos adentramos en territorio Himba:

    ○ Acampada libre en poblado Himba.

Día 6: dejamos atras a los queridos Himbas y nos movemos ahora en dirección sur para hacer noche en Palmwag:

    ○ Paisajes variados.

Día 7: nos dirijimos hacia el oeste y nos adentramos en la Costa de los esqueletos para hacer noche en Cape Cross:

    ○ Costa de los esqueletos.

    ○ Welwitschias.

Día 8: continuamos nuestro recorrido hacia el sur haciendo noche en Walbis Bay:

    ○ Parque Natural de Cape Cross.

    ○ Barco varado.

    ○ Salinas.

    ○ Swakopmund.

    ○ Walvis Bay.

Día 9: nos adentramos en terrotorio de dunas y hacemos noche en Sesriem:

    ○ Duna 7.

    ○ Trópico de Capricornio.

    ○ solitaire.

Día 10: pasamos el día en Sossusvlei y volvemos a hacer noche en Sesriem:

    ○ Duna Big Daddy.

    ○ Deadvlei.

    ○ Duna Big Mamma.

    ○ Sesriem Canyon.

Día 11: día de viaje hacia la capital donde hacemos noche.

Día 12: visitamos mercados locales de artesanía antes de coger el vuelo de vuelta a Madrid.

ALOJAMIENTOS

Los alojamientos están elegidos estratégicamente tanto para estar cerca de los lugares más interesantes que visitar como para evitar que los días sean interminables y demasiado cansados por haber conducido en exceso:

Otjiwarongo: Out of Africa Lodge. Elegido para ser la primera parada estratégica del viaje, el alojamiento es una maravilla. El recinto es amplio, limpio y con piscina. Las habitaciones son gigantes y, aunque sencillas, el orden y la limpieza son de diez. Tanto la cena como el desayuno están buenísimos que junto con la calidad del servicio y el buen aspecto del comedor hacen inmejorable la estancia.

Etosha National Park: Etosha Namutoni Campsite. Dentro del parque nacional de Etosha, nos alojamos en un camping haciendo uso de las tiendas que llevaban los coches en la parte superior. El camping está bien organizado aunque las parcelas no son demasiado grandes (al menos no todas para los tres coches que íbamos juntos). Te proporcionan zona de barbacoa (algunas en muy mal estado) y también fuentes de luz para enchufar neveras, cargadores o luces. Lo peor sin duda es el baño ya que para cierto número de parcelas solamente ofrecen dos WC y dos duchas lo que hace difícil y poco higiénico ir al baño. Tienen una charca iluminada desde la cual se puede ver animales, incluso de noche ya que la tienen iluminada.

Etosha National Park: Etosha Okaukuejo Campsite. Al igual que el campamento Namutoni, tienes las mismas instalaciones con los mismos problemas en el camping. Este camping también tiene una charca, más maplia y desde la cual los avistamientos de rinoceronte negro son muy habituales cuando cae el sol.

Kamanjab: Kaoko Bush Lodge. Situado dentro de una enorme parcela privada, se encuentra este alojamiento que está formado por pequeñas cabañas (cada una es una habitación). Las habitaciones estaban genial a pesar de no ser muy grandes. El entorno es fabuloso, en mitad de la naturaleza y el personal es encantador. Tanto la cena como el desayuno estaban buenos (la cena algo cara para lo que servían siendo menú cerrado).

Opuwo: Acampada libre: Si bien no hay mucha "review" que hacer, me gustaría comentar que fue uan experiencia fabulosa. A pesar de pasar algo de frío durante la noche, sentir el viento zarandeando la tienda y la ausencia total de cualquier baño la sensación de estar en mitad de la nada es algo único y más hacerlo en Namibia y cerca de un poblado Himba.

Palmwag: Palmwag Lodge. Nuevamente nos alojamos en la zona de camping de este recinto. Tiene una parcela enorme para más de cuatro coches, una zona de barbacoa habilitada, un comedor al aire libre pero están cubiertas tanto la zona de comedor como la de grifo. El gran punto estrella es que cuenta con cuatro baños completos en la propia parcela para uso privado de quienes se alojan allí. Se encuentra en mitad de la naturaleza y hay posibilidad de que algún animal se acerque, incluidos los elefantes.

Cape Cross: Cape Cross Lodge. Situado en mitad de la nada y practicamente al lado de la reserva de focas de Cape Cross, se encuentra este alojamiento idílico. Con las habitacones dando al mar, ya que el hotel está a menos de 15 metros del agua, escucharás el chocar de las olas desde la cama (no preocuparse que no molesta para dormir). Tiene varias zonas de descanso, interiores y exteriores desde las que ver la puesta de sol es una gozada. El comedor es amplio y el servicio de cena y desayuno muy buenos.

Walvis Bay: Lagoon Chalets. Situados a pocos metros de la playa donde avistar flamencos se encuentra este complejo de chalets. Cada habitación es enorme, con capacidad hasta para seis personas. Limpio, amplio y económico. Para desayunar y comer podrás hacerlo en una isntalación independiente que se encuentra también dentro del recinto. Por el contrario, para cenar tendrás que desplazarte a otro lugar.

Sesriem: Sossuvlei Lodge. Sin lugar a dudas el alojamiento más impresionante de todo el viaje. Un lugar lujoso, dentro del mismo parque, con unas vistas privilegiadas del entorno. Las habitaciones simulan ser pequeñas tiendas y se distribuyen por el recinto. Son amplias, limpias, cómodas, con baños enormes que incluyen bañera. Tanto la cena como el desayuno son espectaculares dando la posibilidad de elegir entre un montón de platos diferentes. Por el recinto se mueven libremente los animales que allí viven por lo que puedes encontrarte chacales u órix en la puerta de tu alojamiento.

Sesriem: Sesriem Camp. Situado muy cerca del alojamiento anterior y también dentro del parque se encuentra este ampli y extenso camping. La zona de acampada es amplia, con zona de barbacoa algo deficiente. La buena noticia es que hay más baños y duchas por zonas de camping que en los de Etosha, por lo que esta fase del viaje se hace algo más cómoda. Nuevamente podrás encontrarte animales durante la noche o a primera hora del día rondando por tu zona de acampada.

Windohek: Esperanca Guesthouse. Un alojamiento discreto y humilde en la capital. Las habitaciones son modestas y algo pequeñas pero sirven perfectamente para pasar una noche y usarla para dormir y asearse. Tiene piscina y el desayuno está muy bueno.

OPINIÓN PERSONAL

Namibia es un país que te va a sorprender. Realizarlo en coche de manera autónoma te permite experimentar una independencia y aislamiento que no has sentido antes. Las carreteras, casi infinitas, te van a llevar por un país que cambia mucho a pesar de que parece que todo va a ser un desierto monótono y constante. Los paisajes son únicos, con esencia propia.

Como te decía, conducir te va a encantar (si estás acostumbrado a ello) y es un gran reto recorrer todos los caminos y carreteras por los que moverte por Namibia. La sensación de ir en el todoterreno no tiene nada que ver con un coche convencial y mucho menos cuando circulas por caminos de tierra, dunas y ríos de arena. La sensación de aventura es constante.

La fauna que vas a encontrar es quizás algo escasa en cuanto a cantidad si lo comparamos con otros países como SudÁfrica o Tanzania pero tiene su propia carácter. Estos animales están adaptados a las condiciones climáticas del país y tienen cierto aire duro y tosco. También interaccionan con las dunas, las salinas, el mar y la costa. Es un lugar único para ver animales como el rinoceronte negro o el óryx.

En cuanto a la economía personal se refiere, es un país bastante barato. La comida y la bebida tienen una relación calidad precio fabulosa y te puedes llenar la barriga por un precio más que asequible. Ciertos tours o actividades tienen precios algo elevados (sobre todo los marítimos), pero por otro lado los safaris en parques nacionales son bastante económicos. Si quieres subir el nivel y apostar por reservas privadas, tendrás que preparar la cartera para recibir un servicio más exclusivo pero la experiencia será muy similar en cuanto a ver animales se refiere; los alojamientos y el servicio evidentemente cambiará. Cuestión de gustos.

En definitiva, si vas con la mentalidad de recibir sorpresas, disfrutar cada día de manera única, agradeciendo lo que la naturaleza te regala en cada situación vas a disfrutar mucho, mucho, mucho y te llevarás recuerdos inolvidables al más puro estilo africano.

RECOMENDACIONES

A continuación me gustaría comentarte una serie de recomendaciones en base a mi experiencia. Cosas que añadir a mi itinerario y cosas que pueden ser prescindibles. Quiero que tengas en cuenta que uses esto como inspiranción y que lo apliques a tu estilo viajero con conciencia pensando en sacarle el máximo jugo a tu disfrute particular y personal.

Lo primero que pondría sobre la mesa es si hacerlo en solitario o en grupo, como hice yo. A pesar de que las carreteras son de tierra en su mayor parte se puede conducir sin difucultad alguna siempre que se vaya con cuidado pero algo que no se puede controlar son los imprevistos como un pinchazo, quedarte atascado en una zona de arena o que tengas una avería. Como he comentado el país es seguro por lo que no debería pasarte nada pero también hay muy poca gente (había días en los que no nos cruzábamos con nadie en la carretera) por lo que podrías tener doficultades para resolver estos problemas de manera rápida. La ventaja de ir en grupo te va a garantizar la seguridad de no estar solo y de tener una mano amiga para solucionar problemas (o por lo menos amenizar la espera). Si además tienen conocimientos de 4x4, rutas fuera de pista y conducción en todo tipo de superficies es todavía aún mejor y es por ello que decidí unirme al viaje propuesto por Colores de África. Además de la parte técnica el grupo hizo el viaje más humano, más social y pudimos compartir esta gran experiencia.

En cuanto al transporte, va a ejercer una gran influencia en tu decisión el tipo de alojamiento que vas a realizar. Tienes que llevar un todoterreno con tracción 4x4, eso es indiscutible, pero hablamos sobre las tiendas de campaña. En nuestro caso acampamos la mitad de las noches del viaje y elegimos un modelo con tiendas en la parte superior. El mecanismo para montarlas y desmontarlas es súper sencillo y se hace muy cómodo en este aspecto. La pega viene ahora y si bien es sencillo su montaje no es nada limpio. Para realizar el despliegue tienes que subirte al coche, quitar una cobertura, tirar de cinchas y todo está cubierto de polvo; y tú también lo estarás después. A parte de este aspecto, y aunque las camas son cómodas, acampar tantos días acaba cansando ya que tras las muchas horas de coche diarias hay que hacer la cena, pasar algo de fresco por la noche y a la mañana siguiente cocinar rápido el desayuno para no perder tiempo. Yo iría las noches justas y ncesarias de camping eligiendo el mayor número posible de alojamientos tipo lodge (lo que aumentaría el presupuesto evidentemente).

Las actividades que realizamos se limitaron a hacer caminatas y selfdrives en los safaris por lo que en este aspecto si que añadiría algo más al itinerario. Hay ciertos lugares, como en Sandwich Harbour, en los que puedes hacer tours guiados de conducción por las dunas; o también avistamientos de ballenas y delfines por Walvis Bay y Swakopmund.

Centrándome en los lugares que visitamos, algo que fue absolutamente mágico fue pasar la noche de acampada cerca de un poblado himba auténtico. Gracias a los anteriores viajes de Colores de África, en los que localizó este poblado, pudimos pasar un día entero con sus habitantes. Diferente a todo lo turístico que se ofrece en otros lugares, esta exeriencia fue de lo mejor del viaje. Lugares como Etosha, Sesriem y la Costa de los Esqueletos merecen una visita paciente y asegurada. No repetiría las largas visitas en Swakopmund y solitaire, me limitaría a pasar el tiempo justo para comer y dar un breve paseo. Añadiría al itinerario visitar Sandwich Harbour, alguna reserva privada y profundizar algo más en el norte.

PRESUPUESTO

Una parte fundamental y condicionante de todo viaje es el gasto. Es evidente que tu estilo de viaje marcará el costo del mismo ya sea mediante gasto en hoteles, restaurantes, actividades o vuelos por lo que la información que te dejo a continuación debes entenderla dentro del estilo de viaje que realizamos. Yo lo catalogaría como de gama media ya que no fuimos a lo más barato pero tampoco a lo más caro, realizando ciertas actividades concretas, variando entre restaurantes, comidas incluidas y supermercado y sin escoger transportes lujosos.

En términos generales Namibia no es un país que resulte caro para el viajero medio y se pueden abaratar costes mediante el uso de campings (para los alojamientos) y realizar compras de supermercado (para las comidas) y que las necesitarás si vas a algún camping y para comprar algo de comer cuando realices viajes largos de varias horas.

A pesar de realizar el viaje practicamente por nuestra cuenta, el itinerario y organización del viaje fue llevado acabo por Colores de África con mi apoyo para las gestiones onsite con alojamientos y gestiones de entrada a los parques. El precio por realizar el viaje con ellos varía dependiendo de la temporada que sea o la antelación con la que se realice el viaje pero ronda los 2000€ a lo que hay que añadir el vuelo, las comidas, desayunos y cenas de camping y la gasolina.

En el caso de ir totalmente por libre mi estimación de gastos para el viaje sería la siguiente:

TIPO GASTO
Vuelos 890€
Hoteles 450€
Actividades 150€
Gastos diarios 180€
Alquiler coches 400€
Total 2070€

Windhoek

día 1

Aterrizamos el primer día temprano por la mañana. Las vistas desde el avión ya anticipaban lo que veríamos durante todo el viaje: un paisaje árido, basto, muy plano y súper extenso. Pasamos un pequeño control en pocos minutos, afortunadamente no hay muchos vuelos diarios al aeropuerto de Windohek, y tras recoger las maletas salimos de la terminal. Fuera nos esperaba el conductor privado que nos trasladaría hasta el local de alquiler de coches. Tras un trayecto de 30 minutos estábamos en la capital y listos para coger el que sería nuestro transporte durante todo el viaje.

Nada más llegar el personal de Namibia2Go nos atendió estupendamente, con explicaciones extensas sobre el uso, equipo y montaje de los diferentes utensilios que tiene el coche. Una maravilla. Cuando acabamos con el proceso de explicación y revisión del coche, pasaron a revisar nuestro itinerario y recomendarnos las mejores carreteras para movernos seguros entre los diferentes sitios de pernocta. Inmejorable.

Ahora sí que sí, daba comienzo nuestro viaje por Namibia en 12 días. Lo primero que hicimos fue conducir hasta el supermercado Spaar más cercano que se encontraba a escasos 500 metros del recinto de alquiler de coches. Debimos de batir algún record seguro porque en el primer cruce, los dos coches que seguían al nuestro, giraron en otra dirección y los perdimos. Gracias a los walkies y al sentido común conseguimos en pocos minutos reagruparnos de nuevo. Compramos comida para cenar, comer y desayunar dos días de manera que pudiéramos estar en el Parque Nacional de Etosha de manera completamente autónoma. También compramos algo de comida ya cocinada en el propio súper para comerla nada más salir de allí y ponernos en marcha lo antes posible. Nos lo tomamos usando la parte trasera de las pickups de mesa y lo amenizamos charlando en grupo para ir conociéndonos todos un poco mejor. Cuando acabamos volvimos a los coches y tuvimos un primer contacto agridulce con el país ya que una de las empleadas nos avisó de que unos tipos habían estado rondando el coche y viendo si había algo de valor en su interior. Su intención fue increíblemente buena contrastando con la de los supuestos listillos que estaban viendo que llevarse a casa. La señora también nos dió algunos consejos para cuando hiciéramos este tipo de paradas en zonas urbanas como dejar todo cerrado, tapado y sin objetos a la vista. Le quitamos importancia y pusimos rumbo a Otjiwarongo, nuestro primer destino.

Condujimos cerca de 4 horas para llegar a este pequeño pueblo por largas carreteras de asfalto que parecían cruzar entre enormes reservas privadas. El viaje fue bastante bien, con pocos coches en una carretera que estaba en muy buen estado superando las expectativas . Casi al final del recorrido ya pudimos ver un pequeño aperitivo de fauna salvaje con facóqueros, gacelas y alguna jirafa. Aún sin poder parar a degustarlo ya fue motivo suficiente para sentir un pequeño cosquilleo. Estábamos nuevamente en África.

Entramos a la recepción de Out of Africa Lodge para realizar el checkin. En cuestión de 5 minutos ya teníamos todas las habitaciones asignadas, llave en mano y con las maletas siendo arrastradas hacia su destino.

Nos dimos margen para una ducha, preparar ropa para el día siguiente y una hora más tarde ya estábamos sentados en el restaurante del alojamiento para cenar ya que cerraban la cocina a las 20:30. Cenamos muy bien, rico y abundante por un precio fabuloso (en torno a los 12€ por cabeza). Muy contentos con lo que habíamos comido y más con las conversaciones que se habían producido. El viaje estaba arrancando con muy buen pie y tras terminar el postre, pusimos fin a este primer día y fuimos temprano a la cama para así reponer fuerzas para el día siguiente.

ETOSHA

día 2

Desayunamos muy bien y abundante en Out of Africa Lodge, que contaba con un buffet libre. No nos demoramos mucho para terminar el desayuno, preparar las maletas y montarnos en el coche para poner rumbo al Parque Nacional de Etosha. El trayecto duró unas tres horas y media y lo hicimos del tirón con alguna pata rápida para quitarnos algo de ropa a medida que el sol pegaba más fuerte o vaciar la vejiga.

Segun nos íbamos acercando al Parque Nacional de Etosha nos daban la bienvenida algunas especies como gacelas y facóqueros a la etapa del viaje centrada en hacer safaris. Al llegar a la entrada del recinto nos hicieron registrar nuestra entrada, individualmente por cada coche y declarar que no llevábamos nada perjudicial para el parque. Fue sencillo e incluso charlamos vagamente con los empleados de la entrada, y al cabo de 10 minutos ya estábamos nuevamente en marcha para hacer el checkin en Namutoni, el campamento donde pasaríamos la primera noche. Diez kilómetros después estábamos en recepción, haciendo el checkin y obteniendo la información necesaria para movernos por la reserva, el campamento y nuestro alojamiento que sería una parcela para acampar. Pagamos las tasas para poder estar en el Parque Nacional de Etosha que fueron 1000 N$ para los dos coches con 3 personas y 1200 $N para el coche de 4 personas.

No paramos en el área del campamento más de lo necesario para hacer las gestiones de entrada y salimos lo antes posible a explorar el Parque Nacional de Etosha. Debido a que Antonio, cara visible de Colores de África, había estado ya en cuatro ocasiones anteriores en el país tenía guardado en su GPS ubicaciones en las que tuvo avistamientos muy interesantes por lo que probamos suerte siguiendo esas rutas. La primera ruta preestablecida consistía en hacer un recorrido circular que volvía a Namutoni tras alejarse varios kilómetros del mismo. De primeras el paisaje se veía muy árido, prácticamente yermo, con muchos puntos en los que el agua debe de almacenarse durante la época de lluvias y sobre todo si éstas son abundantes. No tardó mucho en tener lugar el primer avistamiento y pudimos contemplar manadas de cebras, ñúes y gacelas. Continuamos por la carretera de tierra, internándonos en senderos secundarios que se aproximan hasta charcas en las que sí hay agua y que, siendo la época seca, los animales se congregan en mayor número para beber.

Foto itinerario
Foto itinerario

Durante uno de estos pequeños trayectos, ocurría un momento brutal. A nuestra derecha comenzaban a verse cebras galopando, primero una, luego una segunda, luego otras diez y a estas las seguían varios impalas haciendo lo mismo. Y lo mejor es que de fondo se unieron a este sprint las jirafas, pero no eran una o dos, si no que once eran las jirafas que corrían en conjunto con los demás herbívoros. Por un momento pensamos que estábamos presenciando una cacería por parte de algún felino pero no vimos niguno así que suponemos que simplemente entraron en modo estampida por pura imitación del primer corredor.

Dado que estábamos en época seca, el alimento y el agua se concentraban en torno a ciertas charcas distribuidas por el parque, de manera que parecían un buen lugar para intentar pillar a los animales por lo que nos íbamos desviándo por los diferentes caminos secundarios hacia estas charcas. Durante el resto del día y hasta la hora de cierre (18:22) fuimos cogiendo diversos desvíos y recorriendo kilómetros por la carretera principal. El paisaje cambiaba mucho desde planicies yermas pobladas por piedras de diferente tamaño, hasta pequeños bosques de matorrales y árboles bajos. Las charcas habitualmente llenas de guijarros en sus alrededores nos permitieron ver grupos de animales bebiendo e incluso dándose un pequeño baño. Cebras, ñus, gacelas, impalas, avestruces y jirafas eran los más fáciles de avistar. Otros como el óryx se hacían de rogar y solamente pudimos ver alguno solitario.

Foto itinerario
Foto itinerario

Llegando a una de las charcas nos encontramos con la que sería una de las sorpresas del día: 7 elefantes. Estaban tranquilamente bebiendo, juntos, en la charca y disfrutando del sol de media tarde. Era imposible no sorprenderse con la tranquilidad que unos animales tan enormes transmiten. No hacían practicamente ningún ruido, más allá de alguna respiración fuerte o algo de agua saliendo a presión de sus trompas. Estuvimos unos cuantos minutos en silencio, motores apagados, contemplando y escuchando la escena. Un grupo de cebras intentaron unirse al tardeo pero los elefantes mantuvieron el tipo y las mantuvieron esperando su turno hasta que ellos hubieran acabado. Aquí pudimos comprobar el tamaño de estos animales gracias a la referencia de las cebras que se movían bastante cerca de ellos, eran unos animales gigantescos.

Uno de ellos estaba metido dentro de la propia charca, bien relajado dando un toque personal al sabor del agua que todos estaban bebiendo. Cuando salió, lo hizo torpemente apoyando sus rodillas traseras en el borde aunque sin mucho esfuerzo. Cuando terminó la maniobra de salida, el resto del grupo comenzó a dispersarse hasta que desaparecieron en conjunto entre la vegetación.

Foto itinerario
Foto itinerario

Probamos suerte de nuevo en otras charcas y senderos mientras emprendíamos el camino de vuelta a Namutoni. En uno de los caminos no vimos nada especial salvo cuando volvíamos a la carretera principal que había justamente un óryx contemplando el horizonte detrás de unas zarzas. En cuanto vio que nos acercábamos en exceso, siguió su camino adentrándose en territorio no apto para el coche y se perdió entre los arbustos. Nos dimos cuenta nada más arrancar y tomar una curva que había ido a reunirse con otros dos colegas de especie que le esperaban unos metros más allá. La última charca que visitamos prometía por su gran extensión y frondosa vegetación pero no encontramos ni un solo animal bebiendo o en las inmediaciones. Decidimos aparcar y esperar pacientemente cerca de la charca durante un beun rato esperando que llegase algún animal a beber pero nada, debía ser que no tenían sed.

Justamente cuando arrancábamos y estábamos tomando la salida vimos un par de alcéfalos que se aproximaban por un sendero natural lejano hacia la charca. Pudimos verlos un poco con los prismáticos ya que pastaban tangentes a nosotros y con intención de no parar a beber.

Foto itinerario
Foto itinerario

Continuamos con el camino de vuelta con cierta prisa debido a la proximidad con la hora del cierre y a que estábamos bastante alejados de Namutoni. Sin embargo nos podían las ganas de seguir intentando ver más animales y había que apurar algo más. Nos metimos por la última carretera secundaria que había de camino al campamento y, suerte la nuestra, había una manada enorme de elefantes pastando en las inmediaciones del camino. Cruzaban de un lado a otro, nos miraban, pasaban cerca de los coches y mascaban las ramas con mucha tranquilidad. Viendo que no éramos una amenaza para ellos nos quedamos parados dejando que fueran ellos los que marcaran el ritmo. Había elefantes de todas las edades y los pequeños no se separaban bajo ningún concepto de los mayores que se dedicaban a comer con toda la tranquilidad del mundo.

Ahora sí que debíamos volver antes del cierre de las puertas ya que estábamos al límite de la hora por lo que cuando la manada de elefantes hubo despegado el camino y se alejó lo suficiente pusimos rumbo al campamento para dar por cerrado el primer día de safari. No sin antes recibir otro regalo más de parte de la puesta de sol con escenas preciosas con un fabuloso sol de fondo mientras varios animales cruzaban por delante.

Foto itinerario
Foto itinerario
Foto itinerario
Foto itinerario

De vuelta en el campamento, tocaba montar las tiendas sobre el propio coche. Con un sencillo sistema plegable lo hicimos en cuestión de minutos y quedó el campamento montado para los diez (todos con la correspondiente capa de polvo encima). Tocaba fase de ducha y aseo antes de cenar. Cuando todos estábamos ya preparados, encendimos un fuego para la barbacoa en el lugar que el propio campamento tenía habilitado para ello, justo en la parcela del camping y tras una cena muy rica y haber recordado los avistamientos del día nos acostamos y probamos la calidad de la cama de la tienda esperando poder descansar para el día siguiente.

día 3

Había que levantarse bien temprano para aprovechar el día y a las seis estábamos emergiendo de las tiendas. Fue una noche algo difícil ya que hacía bastante viento y se meneaba mucho la tienda, haciendo un ruido constante que nos despertó a todos en varias ocasiones. De todas formas eso no iba a menguar nuestras ganas de hacer el safari así que comenzamos a preparar el desayuno en la cocina de gas que incorporaba el coche. Abriendo una de las ventanas laterales de la parte trasera de la pickup aparecían un par de fuegos y menaje para cuatro personas. Nos organizamos entre todos para tenerlo todo listo, mesas puestas y tazas y platos listos para recibir el alimento. Café, huevos y bacon subieron el ánimo de todo el grupo y con las energías a tope desmontamos rápidamente el campamento plegándolo y guardándolo todo.

Si la puerta abría a las 07:25 nosotros estábamos saliendo por ella a las 07:26 y daba comienzo el nuevo safari del viaje. Salimos en dirección a Okaukuejo, otro de los campamentos de el Parque Nacional de Etosha y donde pasaríamos la siguiente noche.

El plan era el mismo del día anterior, desplazarnos todo lo que pudiéramos y coger carreteras secundarias que se ramificaban hacia las charcas y lugares alejados de la carretera principal. El sol todavía estaba en pleno ascenso y las temperaturas todavía venían con el fresco empujón de la noche por lo que pudimos ver bastantes animales pastando cerca de los caminos y carreteras del parque.

Foto itinerario
Foto itinerario

En uno de estos trayectos nos fijamos en que había varios coches agrupados en un lado de la carretera y como no se veía ningún animal grande solo podía significar una cosa: felinos. Fuimos directos al lugar y allí encontramos una manada de leones esparcidos por la pradera y escondidos entre la maleza. Vimos 5 leonas pero ni rastro del jefe de la manada. Dado que ya pegaba el sol de la mañana, las leonas estaban cogiendo sitio para permanecer allí todo el día y todas estaban tumbadas y relajadas sobre la colina.

Estuvimos un rato largo observándolas a través del objetivo de la cámara y de los prismáticos y cuando ya estuvimos seguros de que no iba a haber movimiento decidimos continuar la marcha; y no habíamos avanzado ni doscientos metros cuando otro grupo de coches parados delató la posición de otro grupo de leones entre los cuales se encontraba un macho joven. Todos se mantenían tumbados e inmóviles concentrados en su siesta matutina por lo que continuamos la marcha tras unos minutos que confirmaron que se iban a mover prácticamente nada.

Foto itinerario
Foto itinerario

Durante la siguiente hora condujimos mayormente por la carretera principal, con escasas salidas hacia áreas a escasos 50 metros y con destino a Etosha Pan. La cuenca de Etosha es una gran depresión de sal endorreica, lo que significa que todo el agua que se acumula no tiene salida al mar. Este lago seco tiene una longitud de 120 kilómetros por lo que cuando dejamos el coche en uno de los lugares adaptados para contemplar esta maravilla de la naturaleza nos quedamos alucinando. Un punto a favor de este lugar es que puedes bajar del coche brevemente ya que no hay nada alrededor (y de haberlo te da tiempo a echar una carrera al coche si no te has alejado demasiado). Nosotros nos bajamos, estiramos las piernas y aprovechamos para hacernos alguna foto.

Seguimos con el itinerario y la búsqueda de más animales por caminos y charcas. Sin mucho éxito durante la primera mitad del día, paramos en un lugar donde había unos baños y aprovechamos para comer y descansar durante las horas centrales del día que es cuando se supone que los animales tienen menor actividad. Hasta el momento habíamos visto más jirafas, pequeños rebaños de ñus, enormes rebaños de cebras, pequeños grupos de impalas y gacelas y una pequeña familia de kudus. Llevábamos varias horas sin haber visto un óryx y estábamos comentando que desde el día anterior por la tarde no habíamos visto nada más que aquellos que se escondían detrás de los matorrales; pues fue comentarlo y ver un par de ellos que ascendían por una colina. Por suerte para nosotros, esa colina era una parada accesible con el coche por lo que cogimos el desvío para encontrarnos un espectáculo namibio brutal: al otro lado había una depresión con una charca y allí se juntaban dos rebaños bastante grandes de cebras por un lado y óryx por el otro. ¡Menuda suerte!.

Foto itinerario
Foto itinerario
Foto itinerario
Foto itinerario

Estando cerca del campamento en ese instante y debido a que la hora seguía siendo bastante cálida (en torno a las 3 del medio día) decidimos parar en Okaukuejo para aprovechar esas horas "muertas" en cuanto a hacer safaris se refiere e hicimos el checkin y nos tomamos un aperitivo. Decidimos terminar la sesión de safaris con una ruta hacia una charca en la que en viajes anteriores Antonio había visto un gran número de animales y no lo dudamos ni medio segundo. Desafortunadamente, no conseguimos llegar al lugar ya que la ruta indicaba un punto que, de haberlo continuado, habríamos salido de Etosha sin quererlo con todos los trámites que ello conllevaba. Hablando con los empleados de la puerta les conté nuestro pequeño error y aunque querían pedirnos papeleo y llenar su jornada laboral con algo de acción conseguí zanjarlo rápido y pudimos dar la vuelta y probar suerte en un par de caminos secundarios. Con un poco de desazón por no encontrar el punto clave y que en ambos caminos no encontramos nada nos dirijimos directamente al campamento ya que la hora de cierre estaba cerca.

Llegando ya al campamento ocurrió algo increíble y fue que los estaba esperando el rinoceronte negro a escasos doscientos metros de Okaukuejo. Compacto, musculoso y ágil, el rinoceronte se cruzó justo delante de nosotros, encaminado hacia la charca que tiene el campamento para poder observar animales. Se detuvo a medio camino ya que una manada de unos treinta elefantes abandonaba la charca en ese momento. Los elefantes vieron rápidamente al rinoceronte y continuaron su salida de la charca, cubriéndose con el polvo del camino, haciendo paradas para vigilarle y mantener el grupo lo más compacto posible. El rinoceronte por su parte se quedó muy quieto al verlos, al principio parecía que esperaba su turno pero pronto veríamos que no, que era una mezcla de respeto y enfado por la otra especie ya que se revolvió hacia nosotros cargando contra el coche que iba en tercer lugar. Por suerte la rabieta duró poco, se detuvo a tiempo (no sin darnos a todos un buen susto) y se volvió a mirar hacia los elefantes. Cuando estos hubieron terminado de alejarse, el rinoceronte continuó su camino.

Foto itinerario
Foto itinerario
Foto itinerario
Foto itinerario

Entramos al campamento y fuimos a la parcela que nos habían asignado para montar las tiendas antes de quedarnos sin luz. Una vez montadas nos acercamos a la charca que está montada para incitar a los animales a que se acerquen y que los huéspedes puedan acercarse a mirar. Había varios elefantes y un par de rinocerontes negros bebiendo. Se notaba cierta tensión en el aire y todo parecía ser debido a los rinocerontes y su agresivo carácter. Todos permanecían quietos en su sitio, bebiendo y sin perder de vista a los demás. Cuando el sol se ocultó por el horizonte, volvimos al campamento para cenar. Hoy tocaba raciones de ibéricos traídos desde España por cortesía de Antonio que fueron regados con vinos de Sudáfrica y cerveza namibia. Después volvimos a la charca para encontrar otra escena brutal, con cinco rinocerontes negros y una cría. La tensión había aumentado ya que un elefante que quedaba allí, un enorme macho, empezó a querer ganar espacio y a enfrentarse a varios rinocerontes para echarlos hasta que lo consiguió. Luego dos rinocerontes empezaron a bufar y enfrentarse, chocando las cabezas y los cuernos. Menuda tensión. Cuando estuvimos satisfechos de emoción, volvimos al campamento y a dormir en la tienda una noche más con el sonido de un león rugiendo de fondo.

Kamanjab

día 4

Esta segunda noche de acampada fue más tranquila. No hizo viento y pudimos dormir del tirón. Tocaba madrugar extra porque habíamos contratado hacer un gamedrive al amanecer. Nos vestimos rápidamente, bajamos de las tiendas y acudimos al punto de encuentro donde nos esperaba el vehículo. Nos subimos todos y a las seis daba comienzo el safari. Comenzamos de noche y solo había una luz roja que llevaba el guía. Iluminaba poco y mal por lo que nuestras esperanzas de ver algo mientras el sol seguía oculto fueron nulas. Cuando el sol comenzó a ascender ya pudimos empezar a ojear nosotros también y empezamos a hacer alguna parada para observar algún animal. Vimos un par de pequeños chacales que se movían rápidamente de un lado al otro de la carretera buscando alimento y también una solitaria hiena, que se paró a beber en una charca antes de continuar su camino hacia la parte norte. Nos adentramos por caminos secundarios y charcas pero no hubo suerte y no vimos nada especial. Una leona se nos apareció a mucha distancia y aunque intentamos rodearla e intentar pillarla de cara en otro camino, no la volvimos a ver. Seguramente tuvimos cierta mala suerte o quizás los alrededores de Okaukuejo no ofrecían demasiada fauna a esas horas pero tuvimos muy pocos encuentros. Pasadas tres horas nos devolvieron al campamento y fuimos a desayunar al restaurante.

Foto itinerario
Foto itinerario

Si el gamedrive nos había dejado algo de bajón por no haber visto nada, el cutre desayuno y su precio terminaron por dejarnos un mal sabor de boca. Luego recogimos el campamento, dejamos las tiendas guardadas y el equipaje en el maletero y nos subimos a los coches para salir del Parque Nacional de Etosha. Complementamos los papeles para informar de nuestra salida y pusimos rumbo a Kamanjab.

Fue un rato largo de conducción a través de un paisaje increíble, montañoso y lleno de árboles bajos con retorcidos troncos y pequeños brotes en sus ramas. Hicimos el camino del tirón y llegamos para comer. Como teníamos parte de compra hecha, aprovechamos parte de ésta para hacernos la comida y fuimos a un bar a por la bebida. Comimos en el bar de Oppi-Koppi Rest Camp, un bar ambientado muy chulo y de herencia alemana. Descansamos en la terraza cubierta, disfrutando de la tranquilidad del sitio, de la buena sombra y observando como varios calaos de pico rojo se juntaban en un comedero. Aprovechamos también para hacernos la primera foto de grupo, entre mucha risa y más cachondeo.

Foto itinerario
Foto itinerario

Después de comer fuimos a ver unos petroglifos a una parcela privada que tenían los del propio bar (ellos nos entregaron la llave de la puerta de la parcela para poder ir solos). Pedimos la llave de acceso y condujimos unos pocos kilómetros hasta la entrada de la finca. Dimos un pequeño paseo hasta las rocas donde se encontraban estas pinturas y también por los alrededores siguiendo un sencilla ruta marcada para ver cada una de ellas. Aprovechamos también para volar el drone y hacer algunos vídeos y fotos con él ya que estábamos solos y así evitábamos cualquier posible conflicto con las autoridades (aunque a decir verdad practicamente no nos cruzábamos nunca con nadie). Coincidiendo con el descenso del sol, comenzamos a volver a los coches par ir al hotel.

Foto itinerario
Foto itinerario

El hotel Kaoko Bush Lodge se encontraba dentro de una enorme parcela, por la que había que conducir un par de kilómetros por uno de sus laterales hasta llegar al alojamiento en sí. Durante el trayecto pudimos ver algún antílope pequeño y hasta un óryx. Descargamos los coches tras el checkin y nos preparamos para cenar. La cena que servían en el hotel no era gran cosa a pesar de ser un plato único y variado con postre incluido. Fue algo cara para lo que estábamos acostumbrados. Nos acostamos después de una larga sobre mesa y un pequeño paseo hasta las inmediaciones del campamento.

Territorio Himba

día 5

Nos levantamos bien temprano para desayunar con el primer pase que ofrecía el alojamiento ya que tocaba un día intenso de conducción. Seguidamente recogimos las maletas y mochilas, cargamos los coches y fuimos dirección Opuwo. En esta pequeña ciudad hicimos una compra grande para tres días completos y la experiencia fue algo dura y turbia debido a los grupos de niños y mujeres que te asediaban al llegar y salir del supermercado pidiendo comida. Alguno del grupo les compraron una bolsa con alimentos básicos y al dársela a una señora a la salida, un niño tiró de ella rajándola y haciendo que el contenido saltará por los aires, cayera al suelo y provocase un revuelo.

Comenzaba ahora la parte buena del día y pusimos rumbo hacia el norte, hacia territorio himba. Salimos del pueblo y entramos en una carretera de grava. Tras una hora conduciendo por esta carretera comenzamos a ver algunos rebaños de cabras a ambos lados de la carretera y también a los niños que eran sus pastores, estábamos ya en terriotorio himba. El hambre llamaba a nuestra puerta y teníamos que buscar un sitio para comer, estaba claro que nuestro merendero de hoy sería cualquier árbol con sombra pero tampoco queríamos ponernos a comer cerca de alguna pequeña población o delante de estos críos que iban apareciendo de la nada en cuanto escuchaban un sonido. Finalmente encontramos un árbol a nuestro gusto y la soledad que tanto deseábamos por lo que improvisamos un merendero con las mesas de camping que llevan los coches y a comer. Recogimos todo una vez terminamos, y seguimos el trayecto hasta tomar un desvío, que bien podría parecer que nos habíamos salido del camino, y seguimos una pista de tierra hacia ninguna parte, aparentemente. El recorrido fue una maravilla, haciendo uso del 4x4 sorteando ríos secos, árboles, zanjas, colinas pedregosas y bajadas deslizantes. El paisaje era espectacular con una tierra naranja intenso y pequeños árboles retorcidamente secos pero aún vivos. La libertad que sentimos al poder conducir libremente por donde quisiéramos fue algo brutal.

Foto itinerario
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Llegaba el momento de nuestra primera parada en uno de los poblados himba de la zona. Bajamos del coche y caminamos unos 500 metros. Allí había una señora, aparentemente mayor y ataviada acorde a las costumbres de la tribu. Había también varios niños, semidesnudos con su ropa típica también. Estaban en torno a un pequeño fuego que daba señales de estar a punto de extinguirse. La mujer nos hablaba en herero, el idioma que hablan los himbas, y evidentemente no entendíamos nada ni ella a nosotros. Repartimos algo de fruta a todos los que estaban allí presentes, observamos un poco el poblado y las chozas que claramente indicaban las condiciones tan duras en las que vivían allí: evidentemente no hay electricidad, las chozas tendrían como mucho dos metros cuadrados, sin ventanas y de adobe y los animales y personas compartían muchos espacios. La mayoría eran niños y los mayores cuidaban de los pequeños, algunos tenían ropa occidental pero estaba vieja e incluso rota por algunas costuras. Fue un duro impacto poder ver de primera mano las brutales condiciones en las que todavía vive mucha gente. Nos despedimos en el idioma internacional de los gestos y continuamos con otro rato más de conducción para llegar a nuestro destino final.

Foto itinerario
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En uno de los cruces por lo que en la época húmeda debía ser un río, uno de los coches se quedó algo atascado pero lo sacamos rápidamente con un poco de maniobra y buena mano del experto. Un susto que duró poco afortunadamente aunque fue divertido a su manera. Seguimos sorteando surcos, árboles, dando giros y, en definitiva, intentando seguir la pista que Antonio tenía guardada en el GPS, para llegar al próximo poblado. Avanzamos unos pocos kilómetros más, internándonos en tierra de nadie hasta ver un poblado algo más grande. Dejamos los coches aparcados a una distancia prudencial de unos 200 metros y así molestar lo menos posible. Bajamos del coche y esperamos unos minutos para ver si alguien se acercaba a recibirnos. Al ver que había movimiento y se acercaba un grupo de niños con una mujer, decidimos acercarnos también.

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Una de las mujeres mayores que había reconoció a Antonio nada más verle, incluso le llamó por su nombre, se acercó para darle un abrazo. El resto de la tribu se acercaron curiosos y unos a otros nos observamos en silencio. Había dos adultos más, un hombre y una mujer, 6 niños y niñas de diversas edades y dos bebés que no pasarían del año de edad. Intentábamos comunicarnos en vano mediante signos, señales y alguna palabra en inglés con Danile, una de las chicas jóvenes que habia ido al colegio brevemente hasta que su madre le dijo que lo dejara porque no le gustaba. Nos enseñaron el poblado, el pequeño rebaño de cabras que tenían e incluso una de las casas por dentro. Después del pequeño tour les ofrecimos fruta, nos enseñaron cómo molían un grano de cereal para hacer su harina y los sanitarios del grupo hicieron algún chequeo al ver que alguno de los niños y bebés tenían alguna herida.

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Volvimos al campamento antes de quedarnos a oscuras para montar las tiendas, preparar un fuego y sacar las cosas para la cena. Sacamos mesas, sillas y comida, y comenzamos a preparar la cocina de gas y todos los utensilios y vajillas. Justo cuando comenzaba a arder bien el fuego y empezábamos a preparar la cena, aparecieron un grupo de 4 niñas junto con la mujer que nos saludó al principio. Se acercaron al fuego y se quedaron allí un rato, algunas de pie y otras ocupando algunas de las sillas que teníamos nosotros. Las niñas se juntaron a un lado y ocurrió algo maravilloso: empezaron a cantar y bailar canciones populares propias. Cada una tenía su letra y melodía propias, y también su ritmo particular que seguían con bailes especificos marcados con palmadas, pisotones en el suelo y figuras corporales.

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Compartimos nuestra cena cuando hicieron una pausa, y luego fuimos alternando canciones españolas con más bailes y canciones por su parte. Cuando el fuego estaba a punto de acabarse todos los niños, que ya se habían sumado a la fiesta unos ocho, se volvieron a su poblado y nos quedamos los diez restantes esperando al final definitivo, todavía boquiabiertos con el regalo que acabábamos de presenciar. Aprovechamos ese rato para mirar al increíble cielo que teníamos sobre nosotros, limpio y libre de contaminación lumínica.

Cuando el fuego se hubo extinguido y el frío comenzaba a apretar, recogimos más o menos los restos de la cena y nos metimos en las tiendas a descansar y reposar la increíble experiencia que acabábamos de vivir.

Palmwag

día 6

Nos levantamos muy temprano, algo antes de la salida del sol. Fui el primero y comencé a preparar el fuego tras darme un pequeño paseo por los alrededores. Puse también la cafetera a funcionar y bien pegado a la hoguera, esperé a que se levantara el resto y subiera el café. Todos ya despiertos, desayunamos junto al fuego para entrar en calor ya que la noche había sido bastante fría y ni las mantas ni el edredón de la tienda habían conseguido ayudarnos a tener un descanso pleno y caliente.

Casi cuando habíamos terminado aparecieron nuevamente los himbas, dos hombres adultos en este caso. Se sentaron al fuego y comieron parte del desayuno que teníamos reservado para ellos. Nuevamente intentamos comunicarnos pero sin mucho éxito, aunque intentamos pronunciar sus nombres y ellos los nuestros. Hubo muchas risas por ambas partes, tenían un sentido del humor bastante bueno. Cogimos toda la comida y el agua que teníamos hasta ese momento y se lo regalamos sin dudar ni medio segundo, por suerte lo agradecieron con buena cara y se tomaron nuestro obsequio fabulosamente bien. Aprovechamos que habíamos conseguido un momento de tranquilidad para preguntarles si se hacían una foto de grupo y fue curioso ver sus caras porque, aunque se prestaron sin problema, sus caras nos decían que no entendían la razón de ese hecho. Sabían lo que era hacerse una foto pero para ellos no tenía ningún interés ni sentido. Una vez realizada, recogimos campamento y pusimos rumbo a la carretera, nuevamente moviéndonos entre árboles y ríos secos con el 4x4 y dejando atrás una de las mejores experiencias de toda mi vida.

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Nos despedíamos de aquel mágico lugar volviendo a conducir por la nada, sorteando de nuevo el terreno con plena libertad y disfrutando de esa sensación tan especial. Sacamos el drone a volar un rato, una vez nos hubimos alejado del poblado para no molestar a nadie e hicimos algunos vídeos y fotos chulísimas. El paisaje de esa zona era increíble.

Condujimos durante bastantes horas haciendo un par de paradas, una para hacer compra en Opuwo y otra para comer algo por el camino. Condujimos por carreteras interminables, cruzando el horizonte en varias ocasiones y por puertos de montaña cuya carretera se retorcían sobre sí misma peligrosamente. Fue un día de muchos kilómetros y algo cansado por estar tantas horas en el coche pero con la pausa para comer y algún que otro descanso lo llevamos bastante bien.

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Llegamos al alojamiento Palmwag Lodge sobre las cinco de la tarde y lo primero que hicimos nada más aparcar en la parcela, ya que hoy acampábamos de nuevo, fue ir corriendo al baño. Lo bueno de este camping es que tenía 4 baños independientes en la misma parcela para uso particular de quienes la ocupábamos por lo que pudimos darnos una buena ducha tranquila, tras 48 horas sin tocar el agua, que nos dejó como nuevos.

Para la cena hicimos pasta boloñesa en las cocinas de los coches y nos lo comimos bajo el techado y sobre unos bancos de madera que también tenía el alojamiento situado en la parcela. Fue súper cómodo y pudimos estar los diez buen rato charlando y haciendo balance del viaje hasta ese día y sobre todo de la noche con los himbas ya que todavía teníamos algo de resaca emocional por la noche anterior. En un momento dado, uno de los del grupo grito que había un animal en una de las camionetas, y corrimos todos a ver que era (yo casi me mato intentando salir del banco donde estaba sentado) pero no llegamos a verlo. El resto de la noche, Juan tuvo que soportar el cachondeo de que se lo había inventado y que ese animal no existía, pero tuvo que ser real porque un bizcocho que compramos para desayunar al día siguiente nunca llegó a aparecer. Fuimos pronto a dormir a las tiendas y a intentar descansar después del largo día de coche que habíamos tenido (a pesar de haber una criatura misteriosa rondando por la zona).

Cape Cross

día 7

Madrugando otra vez nos levantamos con el sol, sobre las 07:30. Desayunamos fuerte, huevos con bacon y café en la cocina de gas, después dejamos todo bien recogido y fregado y las tiendas plegadas a una velocidad sorprendente (ya se iban notando la experiencia tras cuatro días completos de acampada en lo que llevábamos de viaje). Cogíamos los coches para ir en dirección sur y hacer nuestra entrada en la Costa de los Esqueletos cuando uno de los coches aviso antes de salir de que parecía tener una rueda pinchada. Tuvimos la gran suerte de que en este alojamiento había un taller para cambiar ruedas y tuvimos que retrasarnos cerca de media hora mientras sacaban el tornillo gigante que tenía clavado y ponían una de las ruedas de repuesto. Una vez finalizado el cambio, nos poníamos en marcha.

El paisaje cambiaba de nuevo por completo y dominaban las extensas llanuras de arena y tierra, secas y con vegetación muy escasa y de pequeño tamaño. Alguna montaña salpicaba el paisaje de un color marrón chocolate que contrastaba mucho con el claro color del suelo. Llegamos al control de entrada a la Costa de los Esqueletos, tuvimos que parar, registrar la entrada y dejar constancia de nuestra salida y pagar unas tasas. Un trámite rápido y sencillo y agilizado por el buen personal que allí nos atendió. Justo a la salida del control había en el suelo una Welvichia, una planta que puede llegar a vivir miles de años y que es muy típica de esta zona. De hecho, durante el trayecto que seguimos después, pudimos verlas a lo largo de la carretera durante varios kilómetros. Cuando empezamos a estar cerca de la costa, el escenario cambió de nuevo y pasó a ser más plano, con menos vegetación (si es que podía haber menos), las rocas pasaron a ser tierra y arena y las montañas se transformaron en dunas.

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Hicimos varias paradas ahora que estábamos cerca de la costa y se podía disfrutar de la proximidad al mar. Una de ellas fue en una playa donde ya pudimos comprobar que el nombre de la Costa de los esqueletos no era por casualidad ya que había huesos de todo tipo cerca de la orilla: de pequeños mamíferos, aves e incluso lo que parecía ser la cabeza de una ballena joven. También nos detuvimos junto a un salar, que ahora estaba algo seco debido a la época del año en la que nos encontrábamos, pero quedaban dos pequeñas charcas donde apreciar el intenso color rojo que toma el agua. Es alucinante ver como se concentra la sal, que parecía ser nieve compacta, y como se colorea el agua de ese rojo tan intenso.

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Unos minutos más tarde llegábamos a Cape Cross Lodge en Cape Cross. Era la primera noche de hotel en tres días y sería la primera de tres noches en hotel y, para que engañarnos, estábamos todos bastante contentos de dejar el camping durante unos cuantos días. El hotel estaba situado en la misma playa, a escasos 15 metros del mar, con unas vistas alucinantes del océano atlántico desde la habitación. Mientras 5 valientes se daban un chapuzón express los otros 5 estábamos tomando algo en la terraza del hotel disfrutando de la brisa marina y del sol de media tarde. Nos merecíamos un descanso como este, ya era hora. Después de darnos una ducha relajante, descansar en la cama un buen rato y reorganizar un poco las maletas, nos encontramos sobre las 8 en el restaurante para cenar un menú sencillo cerrado. Pusimos el broche final a la noche con una copa junto al fuego que había en la sala de estar principal del hotel, hundidos en los grandes sillones.

Walvis Bay

día 8

Era la primera noche en cama desde hacía tres días y se notó. Dormimos del tirón, más de ocho horas y nos levantamos todos con otra cara. A pesar de que el hotel estaba muy cerca del mar y desde la cama se oían las olas chocar sin descanso contra la arena, no fue un impedimento para conciliar el sueño. Cuatro de nosotros nos levantamos algo antes de las siete para ir a pasear por la playa y ver el amanecer. Pudimos ver muchos esqueletos en la misma costa, cadáveres de foca e incluso un par de chacales merodeando por la playa. Caminamos un par de kilómetros y se podía intuir la colonia de leones marinos en uno de los cabos a lo lejos. Bajamos a desayunar tras la vuelta sobre las 8 y rápidamente recogimos las maletas para comenzar otro día más de viaje por Namibia.

La primera parada del día fue en la colonia de leones marinos que habita en una de las playas cercanas al hotel. Pasamos el control, pagamos la tasa y dejamos el coche en el parking habilitado para ello. Nada más parar ya vimos algunas muy de cerca, a menos de 3 metros y al bajar sentimos lo que en tantos sitios viene advertido: el olor. No es esperable que una colonia de casi 200000 animales huela bien pero tampoco te llegas a imaginar realmente cómo será, ya te digo yo que mal pero se aguanta bien respirando suavemente y sobre todo por la boca en lugar de por la nariz. Nos movimos por la playa mirando los leones marinos, acercándonos y vigilando que ninguno se acercase con mala leche ya que defendían su espacio sin dudarlo. Los sonidos eran increíbles ya que había crías llamando a su madre, madres respondiendo a sus crías y machos haciendo ruido por deporte. Caminamos por una pasarela habilitada para poder tener unas vistas panorámicas muy buenas de la playa y ver cómo se adentraban en el mar, sorteando las olas y como más tarde nadaban en el mar y buscaban alimento. Fue brutal ver la extensión que tiene la colonia, era difícil asimilar la cantidad de animales que había allí concentrados, cada uno ocupado en su tarea: alimentarse, pescar, luchar, dormir y sobrevivir.

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Continuamos el viaje en carretera por la costa, haciendo alguna que otra parada en la costa para ver puntos de interés como un barco varado llamado el naufragio del Zeila, otra razón más para alimentar el nombre de la costa. Nuestro destino para el mediodía era un pueblo llamado Swakopmund, que conserva ciertos edificios con arquitectura colonial alemana. Pudimos ver gente local disfrutando de la playa, de los parques al sol y su vida cotidiana en general, cosa que aún no habíamos tenido la oportunidad de ver. Dimos un paseo junto al mar antes de comer en Ocean Cellar. Pedimos mucha comida, sobre todo pescado, y nos pusimos las botas con vino incluido. Ya con el estómago a reventar decidimos probar su resistencia con un helado de una heladería cercana. Aprovechamos para dar un paseo y bajar la comida (sin mucho éxito) y ver alguno de los edificios y calles antiguos. Intentamos comprar algún souvenir en un mercadillo callejero pero viendo que nos querían estafar sin ningún tipo de escrúpulo nos fuimos rápido de allí. De nuevo en el coche seguimos nuestro camino hacia Walvis Bay.

El paisaje costero se alternaba alguna vez con pequeñas dunas y esto se confirmó al llegar a la pequeña ciudad, ya que a la entrada se veían grupos de dunas amontonándose hacia el horizonte y otras como la Duna 7 coronando el paisaje. Fuimos directamente a ver uno de los mayores atractivos de este lugar y es la enorme colonia de flamencos que vive cerca del puerto. Desde un paseo marítimo se puede ver la inmensa extensión de la marisma donde se alimentan y se agrupan estas aves. A escasos dos metros se podían ver sin ningún problema. La gran mayoría estaban alimentándose y bajaban y subían la cabeza una y otra vez sin descanso, filtrando el agua que recogían con sus curvados picos. Lo fabuloso de este espectáculo natural es que el sol se pone justo en ese lado por lo que disfrutamos de una puesta de sol única.

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Después fuimos a hacer el checkin en Lagoon Chalets recomponernos un poco con una sesión de ducha y ropa limpia y acabamos cenando en INSERTAR RESTAURANTE por recomendación de la recepcionista del alojamiento. Cenamos bien y barato y volvimos al alojamiento para aprovechar una buena cama y seguir sumando horas de sueño decentes.

Sesriem

día 9

Hoy también se madruga y se desayuna temprano. Lo hicimos en un pequeño establecimiento dentro de la parcela del alojamiento y, aunque tardaron bastante en servirnos, estuvo muy bien en cuanto a calidad, precio y cantidad. Con los coches ya repostados de gasolina (fueron 3 de nosotros a hacerlo mientras esperábamos el desayuno) cargamos el equipaje y comenzaba el movimiento.

La primera parada del día la hicimos en la Duna 7, que es la duna más alta de Namibia con 346 metros. La vimos desde lejos y sin entrar al “recinto” ya que ni si quiera te dejan hacer fotos si pasas la barrera inviable que delimitan unos tocones de madera. Si quieres pasar tienes que pagar (unos 150$N si eres de España). Nos conformamos con verla de lejos (que además se puede percibir la forma y la altura mucho mejor) y seguimos el camino hacia nuestro próximo destino: Sesriem.

El paisaje cambiaba a lo largo del trayecto y alternaba dunas, con montañas y páramos secos con arbustos bajitos. También había enormes parcelas valladas dentro de las cuales vimos en varias ocasiones algún que otro óryx que nos obligó a paramos para poder hacer alguna foto aprovechando el increíble paisaje. Durante este trayecto atravesamos uno de los puntos característicos de nuestro planeta, el Trópico de Capricornio. Evidentemente es más un acto simbólico, no hay nada que ver pero lo tenían señalado a ambos lados de la carretera y paramos para hacernos la foto de rigor junto a uno de estos carteles.

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La parada para comer la hicimos en solitaire, una zona construida en el pasado com punto medio para hacer paradas técnicas en mitad de este desértico lugar. Tenía algún alojamiento y también un par de bares y restaurantes así que fue el lugar idóneo para descansar. Comimos parte de la comida que llevábamos en el coche y las bebidas las tomamos en uno de estos bares. Nos dejaron hacer uso de sus mesas a cambio de un económico pago y nos lo tomamos con calma, aprovechando para descansar y comer con tranquilidad.

Llegábamos a la entrada del parque natural y tocaba realizar el mismo procedimiento de parar, pagar tasas y registrar la entrada. Las pagamos para las dos noches que íbamos a estar en el interior, tanto por los alojamientos como por la visita a Sossusvlei, y fuimos al alojamiento.

Sossuvlei Lodge es un sitio que pertenece a la categoría “la vida que nos merecemos”. Un recinto exquisito, dentro de una parcela con animales salvajes y una zona de restaurante que daba gloria verla. Hicimos el checkin y dejamos las maletas en nuestro lodge particular que también era alucinante y fuimos a dar una vuelta por el recinto. Delante del alojamiento había una explanada enorme con una charca bajo unos árboles, tenía una torre a la cual se podía subir y observar los alrededores con una vista privilegiada. Vimos la puesta de sol desde una zona chillout chulísima y después fuimos a la ducha y a prepararnos para la cena.

Mientras paseábamos por la zona después de la ducha, avistamos un par de óryxs paseándose entre los lodges. Si, tal cual me has leído, entre las habitaciones. Comían tranquilos sin preocuparse demasiado por nuestra presencia. Les seguimos un rato largo mientras comían raíces y frutos que desenterraban de la arena hasta que se hartaron, echaron una carrera y se fueron hacia uno de los extremos laterales del recinto. Fue un momentazo. Siendo ya en torno a las 19:30 fuimos hacia el comedor, que estaba al aire libre, y nos dispusimos a comenzar con la cena. El alojamiento ofrece mucha variedad en el bufet libre, incluyendo carne hecha al momento de varios animales incluídos el óryx, el kudu y el eland así que te encantará este servicio si eres el tipo de persona que le gusta probar comidas nuevas. Estuvimos cerca de dos horas disfrutando de la cena, la comida, el vino y la compañía hasta que llegaba la hora del cierre.

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Antes de acostarnos nos pedimos unas copas para disfrutarlas en grupo junto a una zona de hoguera que había en frente del bar. Pedimos a una de las camareras que trajese un poco más de leña si era posible, ya que en la hoguera solamente quedaban ascuas, y nos sentamos en torno al fuego. Los dos pobres alemanes que allí estaban tranquilamente disfrutando de su momento al calor de la hoguera se vieron un poco abrumados ante la presencia de 10 españoles con ganas de relajarse y charlar y acabaron por dejarnos la hoguera para el grupo al cabo de unos minutos. Recapitulamos historias del viaje, contamos anécdotas de otros viajes, de la vida en general e hicimos de la noche un momento genial. Cuando se hubo terminado el fuego, y mucho antes las copas, dimos por cerrado el día y fuimos a disfrutar de un buen descanso en esas fabulosas camas.

día 10

Madrugamos para estar a primera hora en pie y aprovechar el pistoletazo de salida para el desayuno ya que ese día visitábamos Sossusvlei. Nuevamente el bufet nos sorprendió para bien con la buena oferta de comida aunque si querías unos huevos cocinados al momento había que pagar la penitencia de estar esperando al raso mientras el cocinero se encargaba de satisfacer a todos los clientes hambrientos que nos agrupábamos en torno a su plancha; pero había hambre y tuvimos nuestra recompensa. Recogimos rápidamente el equipaje y nos montamos en los coches con rumbo al mar de dunas rojas, en cosa de 30 minutos habíamos llegado al primer parking de Sossusvlei.

En este parking estaban la mayoría de coches parados y había una razón para ello: el río de arena. Desde este parking hasta el segundo, que es el que se encuentra al inicio del trail para subir al Big Daddy y también visitar el Dead Valley, hay que cruzar con el coche unos caminos en los que la arena está presente a lo largo de todo el trayecto. Esto significa que necesitas como mínimo un coche con 4x4 y tener ciertas nociones para poder conducir sin detenerte porque en el momento en el que paras más de lo que debes, el coche se hunde y toca sacarlo manualmente con mucho esfuerzo. ¿Qué hicimos nosotros? Pues evidentemente cruzarlo ya que contábamos con la experiencia en rutas 4x4 de Colores de África. Con una breve introducción para conducir por arena y aprovechando el frío de la mañana que mantendría la arena menos movediza nos lanzamos a por el río de arena y llegar al parking número 2. Modo 4x4 y PWR activos, acelerador a fondo y volantazos, mezclado con baches, rebotes, meneos, subidas y bajadas. Llegamos sanos y salvos y con el corazón latiendo con fuerza debido a la rapidez y tensión que se vive con tanto movimiento (y con la tensión de pensar que te puedes quedar ahí tirado). Bajamos de los coches, cogimos un poco de aire y soltamos otro poco entre risas para después quedarnos sin él al contemplar el paisaje.

Foto itinerario
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Antes nosotros teníamos una duna tras otra, de un naranja rojizo súper intenso, que subían, bajaban y giraban sobre sí mismas hasta el horizonte. Entre todas, una cúspide se alzaba más alta que las demás y era el Big Daddy contemplándonos y retándonos a subir. No podíamos ser mal educados, aceptamos su ofrecimiento y comenzamos a andar hacia él. Desde el mismo parking el inicio del ascenso es bastante sencillo y afortunadamente se hace progresivo. Las primeras pisadas sobre la arena se hacían algo difíciles, sobre todo si era una subida pronunciada pero el paisaje merecía toda la difucultad que todavía no habíamos llegado a intuir. A medio camino, miramos a nuestro alrdedor y estábamos rodeados por arena, que subía y bajaba, formando sombras preciosas con el sol de mañana acentuando cada una de las caras de cada duna con un contraste precioso. Pasito a pasito y fotito a fotito, continuamos con el ascenso que se complicó en algunas partes al hundirse nuestros pies demasiado, tanto que parecía que no avanzabas. La temperatura y el viento eran frescos y nos ayudaron mucho a soportar el golpe constante del sol y llegamos a la cima al cabo de casi 2 horas y las vistas, ¡madre mía las vistas! Alucinantes. Desde aquí se puede ver más mar de dunas en dirección al océano y a los pies de la duna está el Dead Valley, enorme, blanco deslumbrante y flanqueado en la retaguardia por los árboles petrificados hace cientos de años. Te puedo asegurar que no podíamos ser capaces de asimilar el tamaño del lugar donde nos encontrábamos, la gente se veía minúscula en la base de la grandísima duna. Tocaba ahora bajar, ¿cómo?

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Muy sencillo: corriendo ladera abajo. La duna engullía tus pies a cada paso por lo que se podían bajar los cientos de metros que nos separaban de el Dead Valley a toda pastilla, y así lo hicimos. Entre gritos, risas y el sonido del aire entrando y saliendo de la duna bajamos a toda velocidad. Al llegar abajo todos comentábamos lo increíble del momentazo y realizábamos el ritual de sacar las tres toneladas de arena que habíamos acumulado en nuestros zapatos (y que por mucho que quitamos, parte se vino a Madrid). A continuación recorrimos el valle, con el suelo seco y cuarteado hasta su entrada donde se encontraban inertes los árboles petrificados con sus posiciones imposibles. Tras echar unas cuantas fotos regresamos al parking y comimos algo rápido a la sombra de uno de los árboles que había cerca.

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Acto seguido montamos en los coches y tocaba nuevo río de arena para visitar la duna Big Mama. Empezamos el trayecto y ocurrió, uno de los coches se acerco demasiado a otro y frenó en un tramo difícil y esto, junto con la arena ya caliente y más movediza, hizó que el coche se hundiera. Siendo el mío el que iba delante de avanzadilla, dimos medio vuelta para ver el estado del atasco. Echando un primer vistazo parecía fácil de sacar, aunque un conductor de un coche de turistas se paró para echarnos una mano pero fue incapaz de sacarlo... no tenía nuestro equipazo. Cuando se marchó, nos pusimos a sacar arena de delante y detrás de cada rueda, les quitamos presión y nos pusimos en la parte delantera. Cuando Antonio al volante dió la orden, empujamos mientras daba marcha atrás y voilá, el coche estaba liberado y fuera de peligro. Ahora si que teníamos la experiencia completa del 4x4. Debido al tiempo invertido en este rescate, se decicdió dar media vuelta y regresar a Sessriem aunque pudimos ver a Big Mama desde lejos tras caminar a lo alto de una duna pequeña que había al lado de la carretera.

Completado de vuelta el río de arena y el camino por tierra llegamos a la zona de los alojamientos. Antes de ponernos con las gestiones del camping, visitamos Sesriem Canyon que estaba localizado cerca de los alojamientos. Dimos un pequeño paseo por el interior del cañón que parecía extenderse durante varios kilómetros.

Esta vez estábamos en la misma zona que la noche anterior pero en el camping Sesriem Camp. Colocamos los coches en posición, activamos protocolo duchas y una vez listos, sacamos aperitivos mientras las brasas para la barbacoa iban prendiendo. Durante la cena nos acompañaron un zorrito del desierto y algún chacal que no podían resistirse al olor del pollo a la brasa (y no me extraña). Apurando unos pocos valientes el calor de la fogata que hicimos más tarde, disfrutamos bajo un cielo espectacular de las últimas horas que nos quedaban en mitad de la nada.

WINDhoek

día 11

Buah, menuda noche de frío que pasamos en la tienda. Las partes del cuerpo que estaban fuera del área de cobertura de las mantas y el edredón estaban heladitas así que en cuanto salí de la tienda, me puse todo el abrigo que tenía y fui directamente a hacer el primer café. Cuando se hubieron despertado un par más del grupo, comenzamos a coger palitos pequeños y reavivar la hoguera que todavía conservaba algún ascua caliente. Nos llevó un pequeño rato pero conseguimos dar vida a un buen fuego y pudimos desayunar a su calor mientras veíamos un amanecer espectacular. Cuando hubimos acabado con el desayuno comenzaba la última recogida de camping ya que ese día partíamos hacia Windhoek para poner fin al viaje. Recogimos vajilla, fregamos, mesas y sillas plegadas, todo guardado en el coche y tiendas de campaña dobaldas y cubiertas por su respectiva funda. Mientras terminábamos de revisar y comprobar que no nos dejábamos nada en la parcela, vimos como un óryx se paseaba tranquilamente por una de las parcelas vecinas. Se paraba, agachaba la cabeza y comía para moverse a la siguiente parcela, iba de árbol en árbol buscando alimento. Eso significaba que el siguiente árbol que sería investigado por este animal podría ser el nuestro; y así fue. El óryx caminó tranquilo hacia nuestra parcela, cruzando parte del camping y se puso a rebuscar comida bajo las ramas y la arena. Estuvo unos minutos regalándonos este momento, practicamente a 3 metros del grupo. Quietos y en silencio le observamos hacer su rutina mñanera, paseándose entre los coches y sin quitarnos ojo de encima. Cuando hubo terminado de comer, siguió su camino hacia el siguiente árbol con un alegre trote. Fue un regalito de despedida inolvidable.

Foto itinerario
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Condujimos hacia la capital sin parar demasiado, solamente un par de veces para estirar las piernas, despejar la cabeza y evitar el sueño producido por las interminables carreteras y algún que otro monótono paisaje y comer. También hicimos una parada para dar a un grupo de tres personas que estaban parados en un cruce toda la comida que nos había sobrado de las diferentes compras que habíamos hecho. Nos lo agradecieron muy efusivamente y nos quedamos satisfechos sabiendo que esa comida no se iba a tirar y que ayudaría a gente muy necesitada. Llegamos a la capital a media tarde.

Hicimos el check-in en Esperanca Guesthouse, nos adecentamos un poco y dimos una vuelta por el barrio mientras todavía quedaba un poco de sol. La verdad es que no había nada interesante que ver, más allá de un pequeño centro comercial que terminó por aburrirnos y volvimos al alojamiento a tomar algo mientras hacíamos tiempo antes de la cena. Una vez se hizo de noche montamos los 10 en un dos de los coches y condujimos hasta Joe's Beerhouse, un lugar bastante famoso donde sirven carne de diferentes animales. Bastante turístico pero con una ambientación muy chula, la cena fue de vicio tanto por el ambiente como por la comida y terminamos de despedir el viaje muy contentos y si, también algo nostálgicos.

Volvimos al alojamiento para dormir, ya sin hora temprana marcada en el despertador, para volar al día siguiente de vuelta a casa.

día 12

Nos levantamos tarde, agradeciendo esas horas extra que la adrenalina y las ganas de disfrutar nos habían robado durante los días previos, desayunamos en el mismo alojamiento con paciencia y recogimos las habitaciones y cargamos por última vez los coches. Dado que el vuelo salía por la tarde, aprovechamos la mañana para visitar algunos lugares emblemáticos de la capital como la Iglesia de Cristo y el Museo de la independencia. En este último vimos una exposición repartida en cuatro plantas diferentes sobre la historia de Namibia y fue muy interesante para poder hacernos una idea de los acontecimientos que había sufrido el pueblo namibio. Después condujimos hasta un mercado de artesanía donde vendían artículos de todo tipo: cuencos, figuras, máscaras, camisetas, libros, bisutería, llaveros, imanes, cuadros, de todo. Aprovechamos para hacer alguna que otra compra, propia y para regalo, y en la misma cafetería del lugar acabamos comiendo tras tomar algo de aperitivo. Las compras nos habían llevado algo más del tiempo calculado y casi que mejor porque así no tuvimos tiempo muerto para poner en marcha el protocolo de vuelta a casa. Fuimos al lugar de alquiler de coches para devolverlos, nos llevaron en una lanzadera al aeropuerto, facturamos el equipaje, pasamos el control, buscamos la puerta de embarque y con una Windhoek Lager en uno de los bares del aeropuerto quedaba el viaje a Namibia por libre en 14 días cerrado de manera definitiva. Ahora tocaba regresar a Madrid, reposar todo lo vivido y clasificar los recuerdos de manera que no se olvidasen jamás.

Fin

DÍA 12

Nos levantamos tarde, agradeciendo esas horas extra que la adrenalina y las ganas de disfrutar nos habían robado durante los días previos, desayunamos en el mismo alojamiento con paciencia y recogimos las habitaciones y cargamos por última vez los coches. Dado que el vuelo salía por la tarde, aprovechamos la mañana para visitar un mercado de artesanía donde vendían artículos de todo tipo: cuencos, figuras, máscaras, camisetas, libros, bisutería, llaveros, imanes, cuadros, de todo. Aprovechamos para hacer alguna que otra compra, propia y para regalo, y en la misma cafetería del lugar acabamos comiendo tras tomar algo de aperitivo. Las compras nos habían llevado algo más del tiempo calculado y casi que mejor porque así no tuvimos tiempo muerto para poner en marcha el protocolo de vuelta a casa. Fuimos al lugar de alquiler de coches para devolverlos, nos llevaron en una lanzadera al aeropuerto, facturamos el equipaje, pasamos el control, buscamos la puerta de embarque y con una Windhoek Lager en uno de los bares del aeropuerto quedaba el viaje a Namibia por libre en 14 días cerrado de manera definitiva. Ahora tocaba regresar a Madrid, reposar todo lo vivido y clasificar los recuerdos de manera que no se olvidasen jamás.

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